Todo empezó de la forma más simple y más genuina: con ganas de hacer una buena pizza napoletana en casa.

En 2019 y durante meses de prueba, cada juntada con amigos y cada noche en la cocina, apareció siempre el mismo problema: el horno de casa no daba la temperatura ni la experiencia que uno veía en las pizzerías napoletanas.

Ahí nació la idea. Lo que empezó como un desafío personal, diseñar un horno compacto, potente y portátil para lograr una pizza napolitana real, terminó convirtiéndose en un proyecto que mezcló pasión, ingeniería y un poco de obsesión por la perfección.

A fuerza de prueba y error, mucho taller, prototipos, quemadores diversos, aislaciones mejoradas, y diseños que cambiaron una y otra vez, finalmente nació el primer modelo. Ese día no solamente salió una pizza perfecta, salió una marca: Forni di Fuoco.

Desde entonces, fuimos refinando cada detalle, el diseño del domo para distribuir mejor el calor, la potencia del quemador, la aislación térmica, las patas plegables para hacerlo realmente portátil y el acabado en acero inoxidable que lo hace eterno y profesional.

No somos una mega fábrica, somos un emprendimiento familiar y artesanal, que combina ingeniería, pasión por la pizza y amor por los buenos momentos. Creemos que un horno no es solo un producto: es una excusa para compartir, para crear momentos y para vivir buenas experiencias.

Forni di Fuoco nació de una pasión. Hoy existe para compartirla.